28.2.18

it ain't me babe

Imagínate que estás sola. Y disfrutas esa soledad. Y sales con tus amigos y te emborrachas, besas a cualquiera, porque es divertido, porque estás sola y besar a desconocidos está bien. Porque estar sola es divertido y tú estás bien. 

Y de la nada llega alguien, alguien que no es como nadie que hubieras conocido antes. Es más, parece no ser la persona más interesante del mundo. Ni siquiera sabes nada de él. Tampoco es que les guste la misma música y eso antes te importaba mucho. Pero te gusta. Te gusta su cabello, te cuenta sus manías y las encuentras adorables. Te habla de nada. Parece que nunca te cuenta nada. Pero lo entiendes y hablan mucho rato. Y lo quieres abrazar todo el tiempo. Te gusta su sonrisa. Y a veces desaparece pero luego regresa. Tú sigues feliz porque lo conociste. Y parece que nunca habías conocido a alguien así. Quizá nunca antes alguien te había gustado de la forma que te gusta él. Y un día lo besas, y todo se revuelve. Todo se vuelve más bonito en tu mente pero en realidad no pasa nada. Le haces una lista de canciones que seguramente nunca escuchará y sigue sin pasar algo. Y se muestra indiferente. Y tú no entiendes nada. Pero entiendes que lo quieres. Lo quieres desde la primera vez que te sonrió y lo quieres porque supero las expectativas y ahora te hace sentir bien. Lo quieres tanto que entiendes una sola cosa: él no te quiere. Y lo aceptas. Pero lo quieres y tienes la esperanza de que un día te quiera de la forma que tú a él. Y poder hacer las cosas que la gente hace. Pero quizá nunca pase. Y quizá nunca lo lleves a ningún lado, ni él a ti.

Y sigues sola. Pero ya no besas a cualquiera, ni siquiera te gusta alguien más, ya no comes lo que él no comería (al menos una parte) y a veces escuchas las canciones que agregaste a una lista de Spotify pesando en él. Y esperas que te llame, esperas encontrártelo. Y los días pasan, y el tiempo pasa. Y lo sigues esperando porque es la persona más inteligente y auténtica que has conocido. Sus ojos, su sonrisa y su forma de caminar. Que siempre huele a nada y el sonido de su risa. Y le escribes algo esperando que algún día lo lea pero quizá nunca lo hace. 

Y te acuerdas de él cuando ves a una vaca.
Y le dices "gracias" a los encargados de limpieza porque es algo que él haría.

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